martes, 26 de junio de 2007

La lectura: cómo contagiar ese virus tan beneficioso

Ves a tu hijo mirando la televisión, dando patadas a la pelota, hablando por teléfono...todo menos coger un libro y leer. La afición a leer, que los padres valoramos tanto, parece ser el último recurso para los chicos. Tu primer impulso es propinarle un reto., pero hay otros procedimientos, más lentos, pero más efectivos. La afición a leer ha de actuar por contagio porque cuando se contrae la afición a la lectura, es difícil ya curarse…

Algunos padres tienen la impresión de que sus hijos no leen jamás. Les parece que cualquier afición, dinámica o sedentaria, resulta más atractiva para los chicos que coger un libro. En consecuencia, nace en ellos el deseo de ver a los niños más aficionados a la lectura.
Nos estamos refiriendo, claro, a una lectura libre, no concebida específicamente como un aprendizaje, sino como un gusto, una afición, un hobby. Eveline Charmeux , en su obra "Cómo fomentar los hábitos de lectura", distingue dos clases de lectura: la lectura funcional y la lectura de placer. Mediante la primera, los lectores obtienen información, solventan situaciones. Es la lectura necesaria para resolver un problema, para conocer las reglas de un juego o un deporte, para saber cómo se monta una máquina. Mediante la segunda, se lee para divertirse, para pasar el rato, para explorar nuevos mundos. Es el tipo de lectura en la que el lector se deja llevar por las palabras, sin ningún tipo de propósito concreto que no sea el puro placer de sumergirse en un libro.

Para leer el artículo completo, click aquí.

No hay comentarios.: