miércoles, 2 de agosto de 2006

Tolerancia a la frustración: Aprendiendo a equivocarse (Extracto)


  • Ser capaz de postergar la satisfacción de los deseos, de esperar, de respetar los turnos en una fila, de sobreponerse cuando algo no resulta sin reaccionar impulsivamente, es algo que los niños pueden aprender desde pequeños. Resulta vital ayudarlos a comprender, además, que ciertas cosas están fuera de su alcance y que no todo puede darse como quieren, para que aprendan a disfrutar la vida tal y como se presenta.
  • A pesar de ser una característica personal de cada niño, la tolerancia a la frustración se relaciona también con algunos aspectos del entorno familiar. Si por ejemplo a un niño se le concede todo lo que pide o si los padres ceden a sus demandas por las pataletas que hace y por su llanto, no aprende a tolerar la frustración porque al conseguir todo lo que desea, no se frustra. Por eso, es vital que los niños vivan experiencias de frustración que les permitan desarrollar estrategias para enfrentarla.
  • Para aprender a manejar la frustración, es importante que los niños se sientan acogidos en términos afectivos por sus padres. Por ejemplo, si un niño quiere comer dulces justo antes de almorzar y sus papás no lo dejan y él hace un escándalo por eso, lo recomendable es que le digan: ‘entendemos que tienes ganas de comer dulces ahora, porque son ricos y sabemos que te gustan mucho, pero primero tienes que almorzar’.
  • Asimismo, es muy probable que un niño tenga mayor habilidad en algunas áreas que en otras, las que son importantes de potenciar y estimular. Este proceso ayudará a que el niño sienta mayor seguridad en sí mismo y a entender que hay cosas que puede hacer de mejor manera que otras porque, especialmente para algunas, ‘es muy bueno’. Esta confianza le hará sentir el convencimiento que puede lograr otras cosas si se esfuerza, aunque en un principio no le resulten como él espera.
  • Respetar el ritmo individual de cada niño, motivarlos sin presionarlos por el logro de objetivos y alentarlos a continuar cada vez que se equivocan, son algunos caminos para ayudar a los hijos a tolerar mejor la frustración.
  • En el ámbito escolar, además de revisar las tareas es importante preguntarle a los niños qué es lo que más les gusta de lo que están aprendiendo, y hacerles saber lo importante que es disfrutar del aprendizaje para sacar un mejor provecho de él.
  • La imagen de los padres juega un papel vital en la aceptación de la frustración, ya que en la medida que ellos logren manejarla, estarán guiando a sus hijos a reaccionar de la misma manera. Los niños aprenden por imitación, “por lo tanto, si el referente más importante que tienen, es decir, sus padres, una vez enfrentados a una situación de frustración logran tolerarla adecuadamente, van a saber hacerlo cuando les ocurra a ellos”.
Un aporte de Angélica Gutierrez.

1 comentario:

Lina dijo...

Gracias, muy bueno.